Y no es que esté en contra de todos los inventos navideños, me encanta montar Belenes, con su papel de plata simulando al río, su nieve de porexpán y demás cosas sin sentido. Mi sueño siempre ha sido tener en mi casa un belén como los que hay en los pueblos, que se hace de noche y todo, y las figuras están mecanizadas (véase que el herrero mueve el brazo en vertical). La religión me la sopla, todo sea dicho, pero en la Navidad yo quiero a Dios un poquito más. Un día iré a la sección de Ciencia Ficción de la FNAC y me compraré la Biblia.
También la nieve esa en spray que se pone en las ventanas. Me gusta verlo pero no tenerlo en mi casa, porque después hay que limpiarlo y la textura de la nieve de spray me da mucha cosa.
Los gorros de Papá Noel me gustan. Los gorros de Papá Noel con trenzas (¿?¿?) no. Y lo peor de esto último es que los que más se ponen ese gorro son hombres, generalmente borrachos.
Las panderetas con motivos navideños grabados en una lámina de plástico en lugar de piel no me gustan, no suenan bien y las sonajas se pueden soltar en cualquier momento, provocando una posible muerte a cualquier cercano a ella.
La zambomba es guay, tanto el nombre como el ruido que emite. Es horrible... sí, pero la gente la toca muy motivada y para eso está la Navidad. Una cosa que odio es que se hagan dobles sentidos con la zambomba y la masturbación, no digo que sea vulgar, hablo de que es algo súper utilizado y muy muy desgastado. Seamos originales a la hora de realizar comentarios subidos de tono.
Dejando a un lado la parte musical (no voy a hablar de villancicos, pero que suenen con alegría los cánticos de mi tierra y viva el niño de Dios que nació en la Nochebuena), están los árboles y su decoración.
De verdad, no puedo entender cómo existe gente que dedica parte de su tiempo a pensar qué colores tendrá su árbol este año. El árbol es una forma de reciclar las bolas y el espumillón que has recaudado a lo largo de tu vida, punto. Los adornos no se cambian hasta que se rompen y/o se extravían. Y por norma, te va a quedar desigual, con más adornos de un lado que del otro. Lo bueno de ser de la plebe es que tu árbol no lo ve nadie más que tu familia, no te van a hacer ningún reportaje en el ¡Hola! ni nada similar. Pero hay gente que ni por esas lo entiende.
Pero no pasa nada, podrían colgar un Papá Noel de su ventana, eso sí que sería irremediable.
Feliz Navidad, tenía pensado gastaros alguna inocentada to guapa, pero qué mejor que darte cuenta de que todo lo que escribo es real. Así va el país. Volvamos a lo de ser felices del principio.